LOS CABALLEROS DE LA BOTELLA


LOS CABALLEROS DE LA BOTELLA


Son en su mayoría jóvenes 'atrapados' por este vicio, que tocaron fondo de la perdición.

Así transcurren sus sórdidos días entre la indiferencia de los transeúntes y el olvido de sus seres más queridos.

A cualquier hora del día se puede observar a varios sujetos ingiriendo alcohol metílico en la puerta de pequeñas tiendas, ubicadas tímidamente en algunas calles de los Barrios Altos. Con solo verlos, uno se imagina que parecieran llevar una triste e insoportable vida.

Desarreglados, sucios, con las manos llenas de callos y los pies bien cansados de tanto andar, esperan en las esquinas para pedir: 'una chinita amiguito'. Dinero que sin lugar a dudas lo destinarán para la compra de una botellita de 'Criollo', una mezcla de alcohol metílico y gaseosa.

¿Pero que les ha empujado a estas personas para que estén en estas condiciones? No hay memoriasin emoción. No hay coartada para callar, en medio de esta pena y una canción desesperada: ¡Maldito amor, maldita vida!. POR ESA INGRATA.

El hombre intenta recordar el nombre de la canción, intenta pero no puede, porque solamente tiene grabado el nombre de aquella ingrata que lo dejó.

La dueña de estos 'bares' lo mira con pena y coloca un casette de boleros. Sin embargo, el hombre se levanta y dice quiero la canción de Sonia Morales:

'Tomaré para olvidarte', sí, el hombre quiere esa canción.

El hombre llora, porque olvidar es lo menos que puede en esta vida.

En estos lugares es bastante común escuchar a los hombres que sufren demasiado por una mujer.

Que aman de verdad y están solísimos en el mundo.

Beben para olvidar pero paradójicamente la recuerdan más. Estas cantinas son testigos de infinitas historias, confesiones locas y hasta escenas de película, cuando narran de las 'trampas. Por eso no sienten miedo ni vergüenza, dicen que las mujeres son unas verdaderas 'tramposas', y por eso día a día se incrementa el número de hombres llorones, destrozados y dispuestos a morir por amor. Se quejan más de no haber estudiado, que alguna vez tuvieron esa oportunidad, pero por descuido o irresponsabilidad lo abandonaron. No tienen trabajo, que su condición económica es realmente miserable y por eso, hoy están atrapados en este vicio del alcoholismo. En otras ocasiones se les escucha decir que quisieran dejarlo todo, empezar otra vida, lejos de esos 'amigos' de la cantina.

De esa vida de perro que llevan. De formar una nueva familia, pero la soga del alcoholismo es más fuerte.

Estos caballeros de la botella y cigarrillo infinito, alguna vez fueron la envidia de la sociedad huantina.

Hijos de reconocidas familias, con casas, carros, apellidos distinguidos y buenas mujeres. Sin embargo, hoy solo tienen las fuerzas para poder sostenerse.

UNA ENFERMEDAD CRÓNICA Para el doctor Mario Flores Quispe, médico de la Red de Salud Huanta, el alcoholismo es una enfermedad crónica y habitualmente progresiva, producida por la ingestión excesiva de alcohol etílico, bien en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias. Precisa que el alcoholismo parece ser producido por la combinación de diversos factores fisiológicos, psicológicos y genéticos. Se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral progresivo y finalmente la muerte. Es cierto que el alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su incidencia entre las mujeres y los jóvenes. El consumo y los problemas derivados del alcohol están aumentando . Es sorprendente las cifras que reportan las instituciones de salud.

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